Ha llegado a ser evidente que nada en arte es evidente.
T. Adorno.

lunes, 16 de octubre de 2017

Unidad 2. EL ARTE GRIEGO: GRECIA.

2.2.        CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA GRIEGA.


Es adintelada, sencilla, armónica y de dimensiones humanas. Emplea la piedra en los edificios nobles y el mampuesto, el adobe y la madera para los edificios familiares. En general, las formas arquitectónicas quedan definidas en la época arcaica, siendo perfeccionadas durante el periodo clásico y se diversifican en el helenismo. El origen de la arquitectura monumental hay que buscarlo en el plano de la religión y dentro de ella en el templo.

3.2.1. El templo.

Se concibe como lugar destinado a la escultura del dios, alzado sobre un solar sagrado: el témenos. Su ubicación se asoció siempre a lugares de especial significación natural.  Los primeros templos fueron realizados en madera, con un precedente remoto en el mégaron micénico. A lo largo del siglo VII aC. se fue introduciendo la piedra en su construcción, primero en el interior y más tarde en el orden de columnas. Al mismo tiempo la cella fue compartimentándose en diferentes estancias hasta llegar a la solución canónica: pronaos (vestíbulo), naos o cella (templo propiamente dicho) y opistódomos (sala destinada al tesoro y depósito de exvotos).
El templo se convirtió desde antiguo en la imagen arquitectónica de lo griego. La arquitectura templaria debía responder, por ello, a unos esquemas de construcción homogéneos que reprodujeran la misma tipología de edificios en lugares muy distantes. Por eso, surgen y se consolidan los órdenes arquitectónicos, conjunto de elementos constructivos que regularizan las edificaciones conforme a su proporción y armonía. Los dos más empleados fueron el dórico y el jónico, y desde de la época clásica un tercero: el orden corintio.
El orden dórico es el más antiguo de todos y debe su nombre a que la tradición lo consideraba una creación de los dorios, pueblo severo y disciplinado, habitantes del Peloponeso y la Magna Grecia. Se caracteriza por su robustez; carece de basa y posee un capitel formado por ábaco y equino.
El orden jónico nació y fue característico de las islas y costas de Jonia (Asia Menor), donde alcanzó su mayor monumentalidad y difusión. Se trata de un orden de inspiración naturalista con el que intentaba plasmar la suavidad y belleza del cuerpo femenino. Sus columnas tienen basa y un capitel formado por volutas enfrentadas.
El orden corintio –el último en aparecer- es en realidad una variante ornamental del anterior, del que sólo se distingue por sus dimensiones más esbeltas y por la utilización de un capitel conformado por dos filas de hojas de acanto superpuestas.

3.2.2. Evolución de la arquitectura y el urbanismo.

A)    La época arcaica.
Siguiendo la tradición micénica, las primeras polis griegas se concibieron como ciudades-estado independientes asentadas en acrópolis. La consolidación del sistema de polis durante el s. VII aC. permitió el desarrollo de un tejido urbano perimetral que paulatinamente fue dotándose de diversos servicios y reduciendo la acrópolis a un simple recinto sagrado. El trazado urbano fue centralizándose en el ágora, convertida en lugar de actividad política y social. En su entorno se levantaban los principales edificios públicos: el Pritaneo (sala de gobierno de la ciudad), el Bouleuterion (sala de reunión del Consejo), etc. Con el tiempo proliferaron también las palestras (recinto para practicar la lucha) y ya en época clásica los teatros. El templo se levantaba frecuentemente en la acrópolis. Hacia el año 600 aC. el dórico estaba ya perfilado en el Peloponeso y se extendía por el continente griego. De esta época es el templo de Hera en Olimpia. A mediados del siglo VI, la Grecia oriental y las islas egeas conocen la expansión del orden jónico en templos colosales como el Artemisión de Éfeso.


B)      La época clásica.
La arquitectura de este periodo estuvo condicionada por los acontecimientos históricos que la precedieron: Las Guerras Médicas. Este hecho se traduce en la planificación de las nuevas ciudades conforme a un trazado reticular debido a Hipódamos de Mileto. Las calles se cortan en ángulo recto favoreciendo la salubridad y las comunicaciones con el ágora y los principales edificios que se sitúan en un lugar preferente centralizado. En lo arquitectónico asistimos a un primer periodo de austera grandiosidad, ejemplificada por el orden dórico canónico y solemne del templo de Zeus en Olimpia. Sin embargo, el clasicismo en la arquitectura debe asociarse a la figura de Pericles y a las obras para el embellecimiento de la acrópolis de Atenas.
Durante el siglo IV aC. la arquitectura griega pierde el equilibrio clasicista, como consecuencia de la crisis ideológica que había supuesto la Guerra del Peloponeso.  Aparecen nuevos modelos de templos, como los Tholos –templos circulares- de Marmaria en Delfos, Olimpia y Epidauro. De esta época son también los grandes teatros, como el de Epidauro.
Los teatros construidos resultaron de la evolución de los espacios naturales (vaguadas, laderas de pequeños montes, etc.) aprovechados inicialmente para la celebración de las fiestas en honor a Dionisos. Se organizaban en torno a un espacio circular central, la orchestra, lugar donde bailaba y cantaba el coro, y alrededor del cual  -formando una herradura- se disponía el theatron (“desde donde se mira”) o cavea, graderío destinado al público. En el lado opuesto se situaba la escena, que ejercía las funciones de vestuario y almacén. Con el tiempo, las representaciones se trasladaron a la escena, adquiriendo protagonismo el proscenio, una plataforma elevada que ponía en relación la orchestra y la escena. Al estar siempre construidos en las laderas, el acceso se realizaba a través de sendas puertas laterales denominadas parodos, situadas entre la cavea y la escena.  
Finalmente, surgieron también a fines del siglo los primeros monumentos funerarios de importancia como el sepulcro de Carias Mausolo en Halicarnaso, que utilizando los órdenes como recurso decorativo anuncia la proximidad del dinamismo helenístico.

C)      La época helenística.

El Imperio de Alejandro supuso la aparición de un Estado de dimensiones colosales del que surgirán, tras su muerte, un sinnúmero de reinos helenísticos. Los nuevos soberanos desarrollarán programas constructivos de carácter áulico. La racionalidad y el equilibrio dejan paso a la monumentalidad y el asombro. El plano hipodámico se extiende por las nuevas ciudades, que se engrandecen con edificios públicos: stoas, palacios, bibliotecas, faros, etc. Los templos pierden su mesura y proporción humana, como demuestra el Olimpeion en Atenas o adquieren formas inusuales, como en el caso del Altar de Zeus en Pérgamo, donde se transgreden los órdenes a favor de los efectos de teatralidad. Tras la invasión de Roma a mediados del s. II aC., la arquitectura helenística se funde con la romana.

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