Existen muchos modelos para el comentario
de obras de arte, según las distintas escuelas que se ocupan del estudio de la
Historia del arte. Os propongo uno de ellos, que trata de integrar las
principales corrientes para abordar el estudio de la obra de la manera más
general posible.
FASES
DEL COMENTARIO:
1) Lectura.
Se trata de observar detenidamente la obra
de arte, para identificar y comprender todos los elementos que la componen y
pueden ser significativos en el comentario.
2) Comentario.
2.1. Clasificación.
Es una ficha técnica de la obra que vamos a
comentar:
-
Partimos
de la distinción ilustrada de las artes: Artes Mayores (arquitectura, escultura
y pintura) y Artes Decorativas o Menores (en alusión a todas aquellas que
tienen un componente artesanal: grabado, textil, mosaico, orfebrería, cerámica,
yesería, eboraria, etc.)
-
A
continuación elaboramos una ficha técnica de la obra, para definir los
siguientes aspectos:
. Si es una arquitectura: su tipología constructiva
(adintelada/abovedada/mixta), su diseño en planta (longitudinal/centralizada),
su función (religiosa: templaria/funeraria; civil (público o privado):
habitacional, cortesano-palaciega, gubernativo, económico, conmemorativa…) y el material con que está
realizada (si la fotografía nos permite deducirlo).
. Si es una escultura: su tipología respecto al
espacio que ocupa (bulto redondo: fija (única o grupo)/móvil; relieve: en
negativo: hueco/inciso, en positivo: bajo/medio/alto), el material con que está
realizada y su técnica de ejecución (madera/talla-sustracción,
piedra/talla-sustracción, barro/modelado-adición, bronce/fundición-vaciado) y
su función: religiosa: devocional/votiva, profana (pública o privada):
propagandística/ conmemorativa/decorativa.
. Si se trata de una
pintura: su tipología, determinada
por el tipo de soporte (mural: inmóvil; de caballete: móvil, aunque se trate de
un formato enorme), el material y la técnica de ejecución (en el caso de la
pintura mural: al fresco/en seco, realizada con pintura al óleo, temple, acrílico; en el caso de la
pintura de caballete: sobre soporte (papel, tabla, lienzo…), realizada con
pintura al óleo, temple, acrílico, acuarela, guache, pastel…, y su función:
religiosa: devocional/funeraria, profana (pública o privada): propagandística/conmemorativa/decorativa…
-
Finalmente
intentaremos aproximarnos a su contexto espacio-temporal. Si podemos ser
precisos, indicando un momento concreto dentro de su estilo artístico. En caso
contrario, de forma muy general:
2.2) Análisis formal.
Es una
descripción de los elementos perceptibles de la obra de arte.
a)
En una arquitectura
debemos considerar los siguientes aspectos:
-
Los elementos sustentantes: muros de carga,
columnas (tipos, según su orden), pilares (tipo de sección), dinteles
(decorados o no) y arcos (tipos).
-
Los elementos sustentados: techumbres planas
(tipos), bóvedas (tipos) y cúpulas (tipos).
-
El volumen de la obra. Compacto (a base de masas
rectas con tendencia al bloque) o dinámico (a base de masas curvas con
tendencia al movimiento). Horizontal (con tendencia al estatismo) o vertical
(con tendencia ascensional)
-
El uso de la proporción: armónica (mediante la
utilización de módulos matemáticos que se repiten por todo el edificio) o
inarmónica (a través de efectos teatrales o de la alteración de los módulos de
proporcionalidad).
-
La concepción del espacio interior: diáfano o
compartimentado (en naves, por iconostasis…).
-
La utilización de los vanos: tipos y situación, en
relación con la luz y el espacio interior (luminoso, oscuro; luz natural o
simbólica…).
-
Elementos decorativos: tipología (elementos
arquitectónicos, escultóricos, pictóricos…) y disposición en el edificio
(muros, bóvedas, portadas…); abundante o escasa…
b) En una escultura debemos considerar los
siguientes aspectos:
-
El
volumen. Es la cualidad fundamental de la escultura y, por tanto, el primer
elemento a observar, desde los siguientes supuestos: abierto (si la escultura
se abre a diferentes volúmenes o planos de composición)/cerrado (si la
escultura se cierra en un bloque homogéneo), monofocal (frontalidad)/multifocal
(ofrece distintos puntos de vista). El volumen está directamente relacionado
con la sensación inicial que transmite la escultura: pesadez/ligereza y con los
conceptos de lleno/vacío que transmite respecto al espacio que ocupa.
-
La
composición. Está directamente relacionada con el anterior. Se trata de
observar las líneas predominantes en la imagen. Con carácter general, las
líneas centrífugas nos remiten a una escultura abierta y las centrípetas a una
escultura cerrada; las diagonales a una escultura dinámica y las verticales u
horizontales a otra más estática.
-
El
movimiento. Se relaciona asimismo con la composición y el volumen. Podemos
encontrar esculturas dinámicas (mediante recursos compositivos: líneas
diagonales, líneas curvas, escorzos, etc, o plásticos: agitación del cuerpo, la
vestimenta o el cabello; contraposto,
serpentinata, etc) o estáticas (mediante recursos compositivos: líneas rectas
horizontales o verticales, o plásticos: hieratismo, rigidez, frontalidad,
sedencia, etc).
-
Como
en la arquitectura, la proporción también es un valor a considerar: clásica (si
responde a un módulo canónico), manierista (si responde a módulos ligeramente
modificados) y anticlásicos (si ignora los anteriores o simplemente los
adultera).
Finalmente debemos
observar tres aspectos en relación con el acabado de las esculturas:
. La superficie.
Suele ser un recurso expresivo del artista. Está determinada por las cualidades
del material y transmite sensaciones táctiles: intuitivas (non finito),
realistas/expresionistas (sin acabado o ligeramente terminadas), idealistas/
hiperrealistas (muy pulimentadas).
. La luz y la
sombra. Se utilizan en escultura como cualidad plástica y expresiva, y depende
también del material y la técnica empleados. La luz plana contribuye al
estatismo, la solemnidad y el distanciamiento de las imágenes. Por su parte,
los contrastes de luces y sombras acentúan el volumen y, en general, el
dinamismo de las obras, procurándoles mayor realismo y expresividad. Algunos
materiales como el mármol o el alabastro adquieren un brillo propio con la luz,
que puede servir para destacar una idea o representar un plano o imagen
trascendente.
-
El
color. Puede ser un valor añadido a la escultura, teniendo en cuenta que muchas
de ellas –especialmente hasta el Renacimiento- se conciben policromadas. Sobre
las estatuas, el color puede ser un recurso para acentuar el naturalismo o la
expresividad de las imágenes, además de un elemento simbólico o simplemente
decorativo.
c) Muchos de los aspectos tratados a propósito de la escultura son
aplicables también a la pintura: composición,
movimiento, proporción, aunque con matices específicos. No obstante, ésta
presenta elementos propios que debemos analizar en una descripción formal:
-
La
línea y el color. Son valores complementarios o contrarios en una obra
pictórica, según predomine una u otro. La abundancia de la línea implica la
realización de un dibujo previo que, en general, se traduce en obras más academicistas
(sometidas a unas normas más o menos rígidas de ejecución), contenidas y/o
estáticas; el predominio del color implica una obra más espontánea, informal
y/o dinámica. En las primeras, las líneas rectas refuerzan el equilibrio y la
armonía de la obra; las curvas, por el contrario, traducen sensación de movimiento,
desequilibrio y fugacidad. Las líneas
verticales transmiten sensaciones místicas, las horizontales sensaciones
terrenas; los trazos abiertos procuran la ensoñación y creatividad, los cerrados
tienen un propósito descriptivo y acabado. Las pinceladas fuertes revelan un
carácter expresivo, las esbozadas o débiles uno sugestivo.
Los colores básicos
son denominados primarios y no puede descomponerse en otros (amarillo, rojo y
azul). La combinación de éstos da como resultado los colores secundarios
(anaranjado, violeta y verde). Estos seis colores constituyen la gama de
cálidos y fríos. Los cálidos (amarillo, anaranjado y rojo) expanden la luz y
por ello acercan la representación al espectador; provocan emoción y fuerza. Los
fríos (violeta, azul y verde) absorben la luz y por tanto ponen distancia entre
el artista, su obra y los ojos que la analizan, provocan desazón y ligereza.
Los colores además han adquirido con el tiempo un valor simbólico, que depende
muchas veces de una época o cultura determinada. Así, por ejemplo, el blanco
puede asociarse a la pureza, el amarillo a la divinidad, el negro a la muerte,
el rojo a la vida o a la pasión, el azul a la eternidad…
-
La
luz es un elemento asociado al color y en una obra pictórica, por tanto,
siempre es artificial. Por esto, el pintor la utiliza como recurso para
enfatizar otros aspectos de la obra o crear sensaciones. Así, una luz homogénea
tiende a transmitir sensaciones estáticas (equilibrio, armonía, clasicismo),
mientras que una luz contrastada (claroscuro) tiene un carácter más expresivo y tenso. La posición
desde la que se iluminan los objetos también es un elemento fundamental de la
composición. Las luces cenitales crean espacios amplios y ordenados, las
oblicuas o focales amplían la sensación de perspectiva y centran la atención
del espectador sobre un punto de la obra.
-
La
perspectiva es un aspecto propio de la pintura cuando se trata de la
representación de un espacio tridimensional sobre el plano. Fue conocida desde
la Grecia helenística, a pesar de lo cual dejó de utilizarse en aquellos estilos
o manifestaciones que primaban el realismo intelectual sobre el natural.
Existen dos métodos básicos de representarla: lineal o geométrica, y aérea. La
primera consiste en representar los objetos a partir de líneas que convergen en
puntos de fuga siguiendo una proporción matemática, la segunda se basa en las
alteraciones que produje en el ojo humano la distancia de los objetos
(alteración de la gama cromática y pérdida de definición en los contornos).
-
Finalmente,
un valor a considerar al analizar un cuadro es su textura, que depende del
soporte utilizado, los materiales pictóricos y el tipo de pincelada. Se trata
de un elemento muy interesante, especialmente en la pintura más moderna, que
determina cualidades plásticas y expresivas de la obra: las texturas lisas dan
sensación de acabado y reflexión, las rugosas de espontaneidad y expresión. Los
acabados brillantes favorecen la visión intuitiva de los detalles, mientras los
mates permiten una visión introspectiva y reflexiva. Además, la textura puede
otorgar a la pintura cualidades tectónicas, según se aplique con pincel,
brocha, espátula o mediante dripping.
2.3) Análisis ideológico.
En este punto se
interpretan los aspectos no formales de la obra de arte comentada (“lo que no
se ve o lo que se sabe”). Es la parte más importante del comentario, pues
consiste en profundizar en todos aquellos elementos que condicionaron y
caracterizaron su realización. En todos los casos debemos atender a dos tipos
de valoraciones:
-
Conceptuales.
A partir de la interpretación del mensaje de la obra de arte. Se puede utilizar
cualquiera de los métodos historiográficos: sociológico, semiológico,
psicológico, iconográfico…
Intentaremos
responder al porqué de la obra de arte y los elementos que la conforman.
-
Contextuales.
Mediante la relación de la obra con su contexto histórico (espacio-temporal):
ideológico, económico, político, cultural, artístico, etc.
Intentaremos
establecer los condicionantes para la utilización de unos determinados
elementos plásticos y no otros.
3) Conclusión.
La conclusión se configura como la concreción
de la obra de arte y de sus aspectos exógenos: ubicación, importancia a lo
largo de la historia, antecedentes y consecuentes, relaciones y filiaciones,
etc.