La imagen que comentamos corresponde a una pintura del estilo neoclasicista, realizada por Francisco de Goya entre los años 1820 y 1823. La técnica empleada es mixta y el tema del cuadro es mitológico principalmente. Actualmente podemos encontrar este cuadro en el Museo del Prado de Madrid.
Este cuadro es una de las Pinturas Negras más desgarradoras y trágicas realizadas por Goya. Estamos comentando una pintura muy simple, casi confundible con la abstracción en la que destacamos el inmenso expresionismo en la cabeza de Saturno. Un espacio totalmente oscuro que rodea la figura del dios, en la que resalta su deformidad. La escena en general demuestra una fuerte violencia apreciable en el cuerpo mutilado y sangriento de su hijo que está siendo víctima de un acto canibalista. La tenebrosidad de la pintura, los tonos oscuros, el encuadre escogido y el ocre de la piel acentúan el horror del acto. Las Pinturas Negras se pintaron directamente sobre pared seca, no al fresco y en la mezcla se utilizó el óleo. Las 14 obras que conforman estas pinturas negras reciben este nombre por el uso de pigmentos oscuros y negros, además de por su carácter visionario. Goya plasma en esta obra el momento en el que el Dios Cronos/Saturno desgarra el cuerpo de uno de sus hijos con el objetivo de que ni este ni cualquier otro pudiera arrebatarle el trono. La referencia literaria quedó transformada bajo la paleta del artista en una pesadilla visionaria: un monstruo horrible y gigantesco se abalanza sobre unos despojos humanos despedazados y sangrientos. El cuadro no solo alude al dios Saturno como inmutable regidor del tiempo, sino que también está considerado como el patrón de los septuagenaria, como lo era Goya.
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