Ha llegado a ser evidente que nada en arte es evidente.
T. Adorno.

jueves, 10 de mayo de 2018

La lechera de Burdeos 1828

Se trata de un retrato de una figura femenina, de forma espontánea, constituyendo una pintura de género enmarcada en la tradición de las pinturas de oficios que se realizaban desde mediados del siglo XVII.  No tiene paisaje, el fondo es simple. Es una obra bastante sencilla. 

Es óleo sobre lienzo, en el que aparece la mujer que le llevaba la leche todas las mañanas a su casa y a la que finalmente decide ofrecerle este recuerdo. La composición es sencilla, rectangular/piramidal ya que la mujer aparece sentada (supuestamente sobre una montura), hay una línea curva principal que la forma el cuerpo de esa mujer, que está sentada levemente inclinada. Da sensación de ausencia de movimiento, la mujer está tranquilamente sentada mirando a algún punto. 


La obra representa a una mujer, que como se ha dicho antes, solía llevarle la leche a Goya. Está sentada, con expresión tranquila, con cierta melancolía. Su tez es pálida, iluminada. Va vestida de un especie de vestido-túnica, de color gris-verdoso, el color varía según la iluminación. Encima del vestido tiene una especie de pequeño manto, de color marrón-beis claro. En la cabeza lleva el pelo recogido con un pañuelo de tonalidades blancas, con un tratamiento pictórico similar a la vestimenta. En general, la mujer aparece muy sencilla, sin elementos llamativos, transmite serenidad y poco dinamismo. El fondo es claro, con matices azulados en la esquina superior derecha. A su lado encontramos un cántaro de leche. 

Los tonos grises y verdosos dominan armónicamente conjuntados, la pincelada es corta y aparece la yuxtaposición de toques de color, tal y como bastantes años después harían los impresionistas, de cuyos hallazgos es una clara anticipación. 

La pincelada es suelta y libre, la mancha de color como trazo característico, los colores muy empastados y los tonos grises y verdosos dominan armónicamente conjuntados. Pero hay dos aspectos muy significativos en este cuadro: por una parte la aplicación de color en grandes manchas se realiza de tal manera que los tonos se superponen unos a otros (yuxtaposición de toques de color), de modo que en vez de mezclarse sobre el lienzo se mezclan en nuestra propia retina; y en segundo lugar, que ciertas tonalidades cambian de color o lo intensifican cuando se trata de crear sombras o una mayor luminosidad, tal y como bastantes años después harían los impresionistas

La luz parece artificial, pero no se nota demasiado. Hay solamente un foco que ilumina levemente todo el cuadro, lo que se dice que la luz se reparte de forma uniforme, sin crear contrastes ni claroscuros. Goya busca dar un efecto de sencillez. 

Viendo toda la obra de Goya, se deduce que es un pintor totalmente moderno, que toma todas las influencias de los distintos estilos (Neoclasicismo, Romanticismo e incluso el Barroco) y esta obra en concreto se anticipa en mucho tiempo a un montón de estilos que aparecerán más adelante. Queda claro que Goya se adelanta al Romanticismo, al Expresionismo, al Impresionismo, etc. sentando bases para nuevos movimientos artísticos.



Esta obra está considerada la última obra de Goya, una de las más discutidas del pintor, cuya autoría incluso se dio a una de sus hijas. Muestra una destreza técnica insuperable, colores claros y luminosos, toques breves y quebrados. Es estilo de Goya en esta obra es de enorme soltura y libertad. 

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