Ha llegado a ser evidente que nada en arte es evidente.
T. Adorno.

domingo, 25 de febrero de 2018

Comentario gótico: Monasterio de San Juan de los Reyes.








La imagen que paso a comentar es el monasterio de San Juan de los Reyes, construido bajo patronazgo de Isabel “la Católica” a partir de 1478 para conmemorar la victoria en la batalla de Toro, que le aseguraba el triunfo en la guerra sucesoria que mantenía con su sobrina Juana “La Beltraneja”, y el nacimiento de su segundo hijo, Juan, el único varón, destinado inicialmente - pues moriría con apenas 19 años- a heredar el trono.
La iglesia es de nave única, con capillas entre los contrafuertes y transepto inscrito, claramente separado del resto del conjunto y concebido inicialmente como panteón real. Responde al denominado gótico reyes católicos o isabelino, la versión hispana del gótico flamígero europeo, caracterizado por su sentido ornamental y su profusión decorativa que se traducen por ejemplo en el empleo de bóvedas en estrella o en los riquísimos adornos de tracerías, esculturas y epigrafías que llenan sus muros y disimulan con frecuencia los elementos estructurales. Mención especial merece la decoración del crucero a base de repeticiones del escudo real sustentado por el águila de San Juan, que cubre por completo el espacio, junto a exuberantes motivos florales, animalísticos y humanos. El concepto de la luz tamizada por las vidrieras como prefiguración de la Jerusalén Celeste se pierde en aras a una luz blanca, más pura, que permite apreciar mejor los elementos decorativos y traducir inmediatamente su mensaje sin la retórica simbólica del gótico clásico.
Al exterior, la iglesia presenta una fachada lateral sobria, si la comparamos con el interior de la misma. Llama la atención su portada en arco de triunfo con columnas pareadas a ambos lados que prefiguran el estilo renacentista. El resto traduce los volúmenes interiores, destacando los grandes contrafuertes, coronados por esbeltos pináculos floreados, y el transepto del que sobresale su cimborrio de coronación. Una curiosidad son las cadenas que cuelgan del muro de este último pertenecientes a los últimos cristianos prisioneros de los sultanes nazaríes y que refieren la circunstancia de que la iglesia fue terminada tras al conquista de Granada.
Mención especial merece el claustro situado en el lado opuesto a la mencionada fachada. Está organizado en dos pisos, el interior con sencillos arcos apuntados que cobijan una tracería flamígera y el superior de arcos mixtillíneos y de inspiración mudéjar.
El conjunto del monasterio es obra del arquitecto bretón Juan Guas, uno de los más representativos del gótico isabelino. Sabemos de él que fue maestro de obras de la familia Mendoza y que intervino en la construcción de edificios tan importantes como el Palacio del Infantado en Guadalajara, el castillo de Manzanares el Real en Madrid o el castillo de Belmonte (Cuenca). Pudo haber sido hijo del cantero Pedro Guas quien trabajó a las órdenes del maestro Hanequín de Bruselas en la Puerta de los Leones de la catedral de Toledo.  

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