La obra que voy a comentar es la Puerta del Paraíso, la cual fue la tercera y última puerta hecha para el Baptisterio de la Catedral de Florencia y la segunda realizada por Lorenzo Ghiberti. La Puerta del Paraíso se encuentra ubicada al lado Este del baptisterio de San Juan, en el ingreso principal al recinto, que además da hacia la fachada de la catedral de Santa María del Fiore de Florencia. Después de la inundación de Florencia en 1966, la puerta fue sustituida por una réplica. La Puerta del Paraíso está hecha de bronce dorado, el cual está recubierto por una pátina artificial para dotarlo de mayor naturalismo y simbolismo, y compuesta de dos batientes, y la técnica más utilizada para trabajar el bronce es la cera perdida. Sus dimensiones son imponentes. La puerta se encuentra dividida en 10 paneles, los cuales contienen en total 37 escenas del Antiguo Testamento, así como otros elementos decorativos. Cada panel está hecho en una sola pieza. Ghiberti gozó de una gran libertad para determinar la técnica a emplear en la obra. El escultor Florentino realiza la invención del relieve pictórico, que no se había sabido ejecutar desde la antigüedad clásica. Tardó más de veinticinco años en hacer los relieves y, por tanto, enriqueció la Puerta con una orla de adornos vegetales y cabezas de profetas, y con un marco, también de bronce, rodeado de hojas, flores y frutos. La forma en la que Ghiberti trabajaba se denomina “schiacciato”, con la cual logra una perfecta tridimensionalidad en las escenas con distintas alturas del relieve según la lejanía. Las figuras se representan con la belleza y proporción ideales típicas del Renacimiento clásico. No son rígidas, ya que se mueven de una forma imperturbable.
En el primer panel, dedicado a Adán y Eva, se encuentra la creación de Adán a la izquierda, la de
Eva al centro, la tentación al extremo izquierdo y la expulsión del paraíso al
extremo derecho. Resalta de golpe que el lugar de honor, al centro
del panel, está dedicado a la creación de Eva (y no a la da Adán). En este
panel se narra la Creación de Adán, la Creación de Eva, el Pecado Original y la
Expulsión del Paraíso, pero por mucho que haya avanzado, Ghiberti pone demasiadas
cosas. Todo es exquisito, pero no enfatiza lo que verdaderamente preocupa al
hombre, que es la Expulsión, sino que lo que destaca, colocándolo en el centro,
es la Creación de Eva, escena de gran elegancia y brillantez, como
prefiguración en el Antiguo Testamento de la creación de la Iglesia, todavía
con un concepto más propio del Gótico internacional.
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