Es el conjunto de elementos constructivos que regularizan
las edificaciones clásicas conforme a su proporción y armonía. En la antigua Grecia constituían un signo de identidad que permitía reconocer un tipo de edificio aún estando en territorios muy alejados. Los dos más empleados
fueron el dórico y el jónico, y desde de la época clásica un
tercero: el orden corintio. En Roma se añadieron también el toscano y el orden compuesto que son derivaciones de los anteriores.
El orden dórico es el más antiguo
de todos y debe su nombre a que la tradición lo consideraba una creación de los
dorios, pueblo severo y disciplinado, habitantes del Peloponeso y la Magna
Grecia. Se caracteriza por su robustez y se identifica frecuentemente con lo masculino. Su columna carece de basa y posee un fuste estriado y un capitel
formado por ábaco y equino. El entablamento tiene un arquitrabe liso y un friso con metopas y triglifos cubierto por cornisa.
El orden jónico nació y fue
característico de las islas y costas de Jonia (Asia Menor), donde alcanzó su
mayor monumentalidad y difusión. Se trata de un orden de inspiración naturalista
con el que intentaba plasmar la suavidad y belleza del cuerpo femenino. Sus
columnas tienen basa, un fuste acanalado y un capitel formado por volutas enfrentadas. El entablamento está formado por un arquitrabe con tres fajas o platabandas, friso corrido y una cornisa de grandes dimensiones.
El orden corintio –el último en
aparecer- es en realidad una variante ornamental del anterior, del que sólo se
distingue por sus dimensiones más esbeltas y por la utilización de un capitel
conformado por dos filas de hojas de acanto superpuestas y unas volutas angulares llamadas caulículos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.