Supone un cambio radical respecto a la románica en la búsqueda de nuevos soportes, los retablos, que sustituyen a los muros de las iglesias; la técnica utilizada es temple al huevo y no existen caracteres generales sino escuelas representativas en relación con el proceso evolutivo de las artes figurativas antes comentado. Así:
- La Escuela
Franco-gótica. Se centra en la miniatura y concede una importancia
fundamental a la línea y el dibujo. Valoración de los tonos planos, sin volumen
ni sombras. En España sobresale la figura de Andrés Sánchez de Segovia:
Catedral Vieja de Salamanca.
- La Escuela
Italo-gótica. Se advierten en ella dos tendencias:
. Sienesa. Caracterizada por su
naturalidad, delicadeza y elegancia; sinuosidad de sus formas. Sobresalen autores
como Duccio y Simone Martini. Influye en la pintura catalana a través de
autores como Jaume y Pere Serra.
.
Florentina. De acusada monumentalidad y volumetría. Destacan autores como Cimabue y, muy especialmente, Giotto di Bondone. La obra de este último supuso un punto de inflexión en el arte gótico. Muy influido por el espíritu franciscano, aportó un nuevo valor a la naturaleza y situó al ser humano en una nueva dimensión. La introducción del paisaje de fondo, la corporeidad de los personajes, la preocupación por las composiciones y la observación del natural son elementos que anticipan la pintura del Renacimiento (tal y como podemos ver en los frescos de la capilla Scrovegni de Padua).
- El Estilo
Internacional. Típico del siglo XV. Se caracteriza por su eclecticismo y un
mayor amaneramiento de las formas. En España, responden a esta tendencia los
catalanes. Luis Borrasa y Bernardo Martorell.
- Finalmente,
la Escuela flamenca. Desarrollada a
lo largo del siglo XV, supone para muchos autores una transición al Renacimiento por sus logros técnicos y visuales. Se trata de una pintura eminentemente burguesa caracterizada por un
extremado detallismo y realismo, así como por una especial valoración de la luz
y del espacio mediante el uso de la perspectiva y las gradaciones de color en el paisaje. Entre sus logros se encuentra el desarrollo del retrato y la
sistematización de la técnica al óleo (pigmentos aglutinados con aceite). Sus autores principales se reparten en
varias generaciones, destacando: Van Eyck (autor del retablo del Cordero Místico de la catedral de san Bavón en Gante), Hans Memling, Van der Weyden (autor del descendimiento del Museo del Prado, caracterizado por su gran expresividad) Van
del Goes, Joaquin Patinir o Hieronimush Bosh (El Bosco), este último autor de una pintura muy singular, compleja y misteriosa, que algunos autores han querido ver como precursora -muchos siglos antes- del surrealismo.
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