Escultura de bulto redondo, naturaleza ritual, realizada
en piedra caliza, tallada y policromada en rojo con pigmento de óxido de hierro
(hoy perdido casi en su totalidad). Es característica del arte mobiliar que se
desarrolla por todo el continente europeo y Siberia durante el Paleolítico
Superior, entre el -35.000 y el -10.000. Se trata de una de las primeras
manifestaciones artísticas de la humanidad, como objeto que pierde su
utilitarismo material en favor de una significación simbólica asociada al
pensamiento complejo del Homo Sapiens.
Representa una figura femenina formalmente caracterizada por
su naturalismo, como denota su cuidada ejecución y el concienzudo tratamiento
de algunas zonas del cuerpo: cabellos, brazos, caderas, piernas…, que revelan
un profundo conocimiento de la anatomía femenina y una más que notable
habilidad para esculpirla. Sin embargo, su composición, marcadamente frontal y
de diseño cerrado y estático, evidencian todavía un notable primitivismo,
asociado así mismo a una cierta simetría en la ejecución.
Su rasgo formal más característico es el abultamiento de las
nalgas y muslos, característico de la imagen que nos ocupa y otras similares. No
obstante, su rasgo común es estar embarazadas.
Aunque su sentido último se nos escapa, la ausencia general
de rostro y el especial tratamiento de los atributos sexuales –en relación con
la alimentación y la concepción- han acaparado sus significados. Habitualmente
se interpretaron como prototipos de belleza o diosas de la fecundidad (de ahí
la denominación de “venus” con que se conocen en la actualidad); más
recientemente, su relación con los hogares de las grutas paleolíticas, ha
llevado a su identificación como grandes madres protectoras de la tribu. Las
últimas tesis quieren ver en ellas la imagen de las antepasadas, personajes
legendarios o fetiches: la materialización de la línea maternal ancestral, la
mujer protectora de la familia y de los hijos, y hasta la Madre del Fuego.
Los ejemplos encontrados no son muy numerosos si los
comparamos con otros de arte prehistórico antiguo, aunque destacan sobremanera
respecto a las esculturas antropomorfas masculinas y las zoomorfas. Son todas
de pequeño formato (entre 5 y 25cm) y se trata casi siempre de esculturas
exentas, reafirmando con ello su carácter mobiliar. Suelen estar realizadas en
piedra o hueso.
La
imagen representada es concretamente la VENUS
DE WILLENDORF (Austria), realizada posiblemente entre los años –25.000 y -23.000.
Mide poco menos de 11cm y se conserva en el Museo Arqueológico y de Historia
Natural en Viena. Otros ejemplos son las venus de Lespugue, Dolni Vestonice,
Grimaldi o Buret.
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