El Barroco, a pesar de ser uno de los estilos más populares y estudiados por la historiografía del arte, o quizá por ello, es una de las manifestaciones artísticas de más difícil definición. Desde el origen del concepto hasta su concreción en el seno de unas variables históricas, políticas, religiosas y culturales muy distintas según las regiones, hacen muy problemática su caracterización como estilo artístico y permiten dudar de la posibilidad de conformarlo como un todo unitario. La historiografía artística apenas ha podido situar dónde termina el manierismo renacentista y empieza “lo barroco”, entre otras cosas porque tampoco resulta posible precisar con exactitud qué significa dicha palabra.
Parece claro que el empleo del concepto “Barroco” fue aplicado en sentido peyorativo por la Ilustración ochocentista, como expresión de la decadencia en la que había entrado el arte renacentista durante el siglo XVII. Desde mediados del XIX, los historiadores del arte han realizado una revisión del mismo y favorecido la recuperación de sus contenidos, presentándolo como un cambio violento respecto de las formas del Renacimiento, en tanto que movimiento cultural novedoso y coherente que revalorizó los criterios sensoriales y dinámicos frente al equilibrio racional de las manifestaciones precedentes.
En definitiva, no puede definirse el arte barroco como
un estilo unitario, sino más bien como un conjunto de tendencias, a
veces contrapuestas, al servicio de
los nuevos poderes: las monarquías absolutas y la contrarreforma en los estados del sur de Europa; la burguesía mercantil y el protestantismo en los estados del norte. Esta complejidad en la definición del estilo
adquiere continuidad en su propia evolución, que podemos concretar en las
siguientes etapas:
- El Barroco
temprano del primer tercio del siglo XVII. Es la etapa de aparición del Barroco, ejemplificada en el debate teórico sobre el ideal de lo bello, entre el naturalismo de Caravaggio y el clasicismo
romanista ejemplificado por los Carracci.
- El Barroco
pleno, desarrollado durante el segundo tercio del XVII. Se denomina también
Alto
Barroco en Italia y Flandes, donde se caracteriza por un arte sensualista y
voluptuoso, representado por artistas como Bernini o Rubens. Es conocido como
Barroco clasicista en Francia o Inglaterra por el orden y la claridad con que
se expresa en las obras de Poussin o Wren.
Y,
- El Barroco
tardío del último tercio del siglo XVII y las primeras décadas del XVIII. Es una etapa
decorativista y compleja que anticipa soluciones tan contrapuestas como el
Rococó y el Neoclasicismo. Está ejemplificada por el modelo del palacio de
Versalles, la arquitectura churrigueresca española o la pintura vedutista veneciana.
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